martes, 31 de octubre de 2017

Pitusa, como una prima mayor para Cayetana



Pitusa entró en mi colección de muñecas antiguas algo antes que Cayetana.
En realidad llegó hace tantos años que ya no recuerdo exactamente cuantos, pero diría con toda seguridad que más de diez.
Cuando me paro a pensar en el tiempo trascurrido desde que el coleccionar se volvió algo serio, me doy cuenta del peso del paso de los años. Ya cuento lustros y décadas como referentes para calcular "antes de" o "después de" aquel evento o aquella vivencia.


Pitusa y Cayetana bien podrían ser familia oficial. Son familia oficiosa puesto que salen del mismo taller, el de Isidro Rico, de Muñecas Diana. Contemporáneas, en los años 50 hasta comparten publicidad.

Cayetana es muy conocida pero no así Pitusa y, como las Muñecas Diana de cartón piedra no van marcadas ni tienen otro distintivo que la etiqueta prendida de la ropa o la que va adherida a la caja, una muñeca que no esté perfectamente conservada no siempre será fácil de identificar.

Eso justamente es lo que me encontré con Pitusa. En la época que llegó a mí no la supe reconocer, y pasó meses -si no años- antes de que pudiera bautizarla con su nombre correcto.

Pitusa es una muñeca alta, robusta y de calidad.

Tiene los ojos muy rasgados y enmarcados en dos filas de pestañas, superiores e inferiores. La mayoría de las que yo he visto tienen los ojos de color marrón aunque también las hay con ojos azules.
El pelo se encuentra en toda la gama de castaños y lleva el llorón en la zona del abdomen.

Hay modelos de Pitusa básicos y otros más sofisticados, parlantes, andadores y algunos además presentan el sistema de cierre de ojos "a voluntad". 


En la época dorada de los últimos años 40, primeros años 50, ese sistema de cierre de ojos se puede encontrar en varias muñecas, entre las cuales Maricela, Cayetana o la misma Pitusa, al menos que yo haya visto.

Es un sistema patentado que permite a la muñeca cerrar y abrir los ojos independientemente de si se encuentra en posición vertical u horizontal.

Consiste en un mecanismo muy sencillo por el que, tirando de una cuerda alojada en la nuca o espalda, o bien haciendo girar una ruedecita donde se va enrollando el cordel, la muñeca consigue pestañear.

Me permito muy pocas excepciones en mi regla de no repetir modelo de muñeca.
Por ello, después de mucho tiempo, me toca despedir a mi primera Pitusa.
Para sustituirla en mi colección, acaba de llegar la que os presento hoy aquí, más conservada, y completa en su caja. Es de esas oportunidades que aparecen por sorpresa en una sala de subastas sin ninguna otra licitación que la quiera disputar.

Esta Pitusa parece que va ser una definitiva, se trata de un modelo con todos los "extras": parlante, andadora (al accionar el brazo) y con rueda en la espalda para cerrar los ojos a voluntad. ¿Qué más le podría pedir?