lunes, 30 de abril de 2012

Haciendo fofuchas



Con bolas de porexpan, goma eva en diferentes tonos y palillos de distintos largos, se crean las fofuchas. Estas graciosas figuras solo piden tiempo e imaginación, es muy entretenido hacerlas y el resultado tan diverso como uno quiera.

Como adhesivo para fijar todas las partes utilizamos silicona.

Empezamos por los pies, uniendo dos trozos de bolas de porexpan de diferente tamaño que cortamos según la necesidad.
Aplicando calor a la goma eva con la plancha, logramos que se vuelva maleable y así es posible darle la forma que buscamos para forrar los zapatos. Después la suela y la tira para rematar las imperfecciones. Los queremos de cordones y para ello aplicamos dos tiras y una lengüeta en el empeine. Los cordones son tiras finas de goma eva.
Para las piernas, enrollamos goma eva sobre palillos de brocheta.
Un trozo de porexpan convenientemente recortado sirve de pelvis, forrado del color del pantalón.
Diferentes láminas de goma eva componen el cuerpo, primero en color carne, después en el tono elegido para la camisa y por último la levita del chaqué.
Introducimos material de relleno en el cuerpo desde el agujero que queda en el cuello para que quede a la vez consistente y blando.
Los brazos los realizamos igual que las piernas.
Para la cabeza reservamos la mayor de las bolas de porexpan, trabajando primero la mitad color carne y luego la del cabello.
Los detalles completan el atuendo y la pintura de la cara le otorga la personalidad.

Miss Silk

Esta muñeca bien pudo ser un portalámparas. Tiene solo medio cuerpo. El busto y los brazos son de porcelana y carece de piernas. La cara está dibujada a mano sobre tela. Su sombrilla está hecha con alambre y seda salvaje.
No conozco nada del origen de esta muñeca, ni su procedencia ni época de fabricación. Llegó a mí de parte de mi tía, una de las seis hermanas que tuvo mi madre. Mi tía falta hace casi siete años y esta figurita me la dió un par de años antes; a ella se la regaló una señora muy mayor.

Pienso que preservar en la familia juguetes con los que han jugado diferentes generaciones es un tesoro. Ninguna de las hermanas de mi madre conservó muñeca alguna de su niñez, por desgracia. Jugaron con muñecas de cartón, contemporáneas de las famosas Gisela y Mariquita, pero esas muñecas a compartir entre siete niñas no pervivieron.
Me quedan las historias contadas y las historias imaginadas de la infancia de posguerra de siete hermanas con más ingenio que recursos.