sábado, 29 de marzo de 2014

Un juego de hoy

Como madre de dos niños pequeños no soy ajena a los debates sobre los juegos de hoy en día.
Que si la idoneidad, que si el género, que con qué juegan o dejan de jugar, que si esto o lo otro.

Thomas Eakins - Baby at Play (1876)
Tengo mi propio criterio pero además procuro respetar la opinión de mi hijo y la de mi hija, porque la tienen.
Sabemos que ni los juguetes ni los colores tienen género. Es lo que enseñamos a nuestros hijos. Me parece un error abocar a las niñas a un determinado mundo igual que me lo parece impedírselo a los niños, y al revés.
Con tristeza, he sido testigo de cómo a un niño se le ha arrancado una muñeca de las manos diciéndole que no era juguete para él y con frecuencia veo a niñas vestidas de princesita de Disney como si tuvieran prohibido ir en ropa de deporte.

Toy Story 3. Pixar/Disney, 2010.

En casa, en cuestión de jugar, no tenemos un camino marcado. Los niños tienen libertad para jugar con muñecas, cochecitos, juegos de construcción, cocinitas, plastelina o canicas porque, afortunadamente, tienen donde elegir. Si el niño escoge cocina y la niña aviones, es estupendo. Si la niña opta por muñecas y el niño por pelota, es estupendo.

Procuramos ser honestos y no interferir para que ellos de manera autónoma elijan sin prejuicios. Pienso que ésta ha de ser y es la tendencia hoy en día, ya que lo veo en las escuelas y en los parques, además lo constato hablando con otras familias, aunque es cierto que de tanto que intentamos no interferir podemos caer en la discriminación positiva.
Por tanto, cuando mi hija de dos años me pide la camiseta rosa se la pongo feliz porque la ha elegido entre la amarilla, la verde y la azul, y no seré yo la que vete un color tan bonito como otro cualquiera. Y cuando mi hijo de seis años se pone a jugar con muñecas o a danzar me parece igual de bien que cuando se dedica a construir párkings para sus coches.


Además pasamos buenos ratos con las cartas, el cuatro en raya, los puzzles, la batalla naval, trucos de magia y todo tipo de juegos clásicos.

Luego está la tecnología, de la que estoy muy a favor de utilizar desde edad temprana. Porque a mí me gustarán los juguetes tradicionales de una manera sentimental, pero sin renegar de los ordenadores, tabletas, móviles y consolas con las que se puede jugar sin diferencias de género.
Ya cada uno elige el tipo de juego según sus gustos.
Con mi hijo compartimos afición por los juegos de ingenio y los de aventuras. Nos encantan los juegos de objetos ocultos donde hay que encontrar un listado de objetos escondidos en un determinado escenario.



Juntos hemos acabado varios juegos y nos gustan especialmente los de Big Fish Games, como por ejemplo los de las series "PuppetShow" o "Ravenhearst", que son más que entretenidas.






Me divertí con mi hijo resolviendo el misterio, encontrando los objetos escondidos y superando los rompecabezas. Además disfruté -y mucho- con unos gráficos preciosos, porque en éste y en otros juegos salen juguetes y muñecas antiguas.






Incluso descubrí sorprendida que una de las pantallas está inspirada en una fotografía real del escaparate de un anticuario de mi ciudad que conozco bien. Puedo distinguir una muñeca Gisela, una Mariquita Pérez o tal vez una Milly/Militina,  una Chelito negra, una Maricela...