miércoles, 31 de octubre de 2018

Modelos industriales, marcas y patentes de invención

Buena parte del coleccionismo se sustenta en el conocimiento.
Con la práctica aprendemos a identificar piezas así como a buscar información veraz que ayude a saber más. Los archivos pueden llegar a ser grandes aliados en esta tarea.
Imposible calcular la de horas que he pasado inmersa en el Bopi, sin ir más lejos. 
El archivo histórico del Boletín Oficial de la Propiedad Intelectual es una herramienta muy útil para comenzar a bucear. La consulta online es un buen punto de partida. A favor, la accesibilidad y comodidad. En contra, que la calidad del escaneo no siempre es la deseada y la transcripción a veces es inexacta.
Personalmente, me parece interesante rastrear por número de solicitud de registro.
¿Qué se solicitaba registrar? Casi de todo:
desde marcas o nombres comerciales, pasando por modelos industriales o modelos de utilidad, hasta patentes o dibujos industriales.
La solicitud, clasificada según convenía, era publicada en el BOPI. Pasado cierto tiempo, que podía oscilar entre meses o años, se publicaba la respuesta a esa solicitud. Además de concedida o denegada, podía anularse o dejarse en suspenso. En este último caso, la persona solicitante era requerida a aportar más información que justificara el registro.
La concesión de un nombre o una marca duraba varios años, tras los cuales caducaba a no ser que se fuese renovando.
Las patentes de invención concedidas otorgan a su solicitante un derecho exclusivo para la explotación comercial e industrial por un período de 20 años desde su registro.


Un caso muy interesante por histórico y extenso es el del fabricante Isidro Rico Miralles, de Onil.

Ya en 1930 solicitó el registro de una marca para su fábrica de muñecas, cuyo sello jugaba con las iniciales de su nombre IR. Solamente dos años después, en 1932, la marca quedó anulada.
Al comienzo de los años 1940, una vez acabada la guerra civil, Isidro Rico reemprendió su oficio. Solicitó la nueva marca DIANA para su fábrica de muñecas y juguetes en 1941. La respuesta se publicó en 1944, dando cuenta de la concesión de la marca unos meses antes, en noviembre de 1942.
 

La palabra Diana, escrita precisamente sobre una diana, que a su vez se enmarca dentro de un rombo, decoraba las cajas de las muñecas de la fábrica, entre las que se encontraban Pitusa, Cuca o Manolín.

En rojo, detalle de una caja de Pitusa.

Pero de todo el catálogo de Rico Miralles, a través de la marca Diana, la emblemática Cayetana fue posiblemente su muñeca más conocida.


Isidro Rico Miralles, por supuesto, tuvo que registrar la marca Cayetana para poder utilizar el nombre en su muñeca. La obtuvo en la primavera de 1948. 

 Además del nombre, era y es costumbre registrar un sello o tipología característica de la marca. El de Cayetana quedó oficialmente registrado en 1951:

    

En 1954, Isidro Rico Miralles solicitó el registro de una particularidad para las cajas de muñecas. Se trataba de incorporar unos soportes de cartón para mejorar la fijación de la muñeca a la caja. Mi muñeca Cayetana del modelo 54 vino en una caja con esas sujeciones, a la que faltan los recortes que se colocaban sobre la cintura y los pies:


El BOPI también recogió en el año 1964 la renovación en suspenso y posterior cesión de la marca DIANA. La gran parte era para los herederos de Isidro Rico Miralles, incluyendo a su hijo Isidro Rico Juan, y se hacía cesionario a F.A.M.O.S.A. para que continuara explotando la marca.


Otra de mis Cayetanas, un modelo de 1956, vino en una caja sellada con ambas marcas, Muñecas Diana y FAMOSA:
 

Las curiosidades están ahí, esperando ser descubiertas e hiladas, con más o menos aciertos.
Ganas y tiempo, no se necesita más para empezar. 

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