Hay pocas cosas que me gusten más que jugar a detectives.
Por norma general, tienden a llamarme más la atención aquellas muñecas con "nombre y apellidos", es decir, de fabricante claramente identificable, que las muñecas más populares como pueden ser las humildes peponas.
Eso no quita que me fije también en muñecas sin marca, de las que no sé nombre ni procedencia.
Una tarde, entre recado y recado, no pasaba lejos de aquella tienda de antigüedades y objetos curiosos que visito muy de vez en cuando -ya que se encuentra en un barrio que no frecuento- así que sentí el impulso de acercarme a echar un vistazo. Desde ese escaparate no es habitual vislumbrar muñecas antiguas sino más bien muebles, discos o papel, pero en aquella ocasión me pareció ver un trocito de pierna de cartón piedra así que entré.
Desde el interior del establecimiento, la muñeca no aparentaba estar en un lugar muy accesible pero pedí que me la enseñaran. Tras un ejercicio de contorsionismo, me la acercaron. Era una muñeca de cartón piedra más grande de lo que percibí a primera vista, más alta y más pesada que algunas muñecas de cartón piedra de su época, como Mariquita o Gisela.
Me gustó. Me pareció una muñeca bonita, de calidad, con el añadido de su estado de conservación impecable y toda de origen. Aún sin marca visible ni conocida para mí. Negociamos el precio y me la llevé a casa dispuesta a investigar.
Por Internet no encontraba fotos que me ayudaran con la identidad de la misteriosa muñequita.
La cuestión es que la miraba y algo en ella me recordaba a Mariquita Pérez por lo que no descartaba que el fabricante fuera Florido.
Un día que había quedado para comer con amigas coleccionistas, hablando de nuestras cosas, llegó la pista definitiva. Una de ellas me contó la historia de cómo consiguió una muñeca "Rosa Maria", en una mercadillo semanal. Una muñeca que coincidía en la descripción que yo le daba de mi desconocida: más alta que otras de su época (50 cm), de barriga prominente, caminadora, con hoyuelo en la barbilla, ojos de cristal, etc. Ella me dijo que su muñeca iba grabada en la barriga con su nombre, Rosa Maria, en rojo y letra cursiva.
En ese momento aún no teníamos la certeza del fabricante, luego supimos que efectivamente era Florido, quien en esa época hacía a Mariquita, también marcada con letras rojas.
Quedé con la intriga de ver una foto para confirmar si era la misma muñeca. Y sí.
Después he visto fotos de otras Rosa María, pero no demasiadas, parece que no es una muñeca que abunde. A no ser que conserve el nombre marcado, se hace difícil identificarla.
Aquí la foto de una Rosa Maria -marcada con su nombre- que salió en una sala de subastas hace algunos meses:
Es preciosa, yo también la hubiera comprado y después ¡a investigar! Felicidades!!!
ResponderEliminarBesos
Cari
Gracias Cari! Investigar es muchas veces la parte divertida de la historia :-)
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