Como mi generación no conoció clases de costura, el oficio de la aguja me es ajeno prácticamente por completo. Por tanto, toda mi admiración a las modistas y los sastres, ya sean de profesión o de vocación; me parecen capaces de hacer poco menos que magia.
Fue por curiosidad y también, claro, por supervivencia que empecé a acercarme a las mercerías y a descubrir un mundo lleno de maravillas y posibilidades.
Con la fiebre del "DIY" ("Hazlo tú mismo") de los últimos años cada vez es más amplia la oferta y más numerosas las tiendas donde perderse entre retales, hilos, botones o encajes; aunque se disfruta una emoción especial en los comercios históricos de telas, corseterías y pasamanería, que se encuentran en peligro de extinción.
Dejando de lado la obligación doméstica que se presenta en el día a día (potenciada por tener niños en edad escolar), la aguja puede ser un fantástico hobby para manualidades, decoración y, por supuesto, para muñecas y peluches.
Con pacienca y dedicación, sacando ratitos del tiempo que tanto escasea, se pueden confeccionar piezas más que resultonas.
El proyecto de las pasadas Navidades fue un osito de peluche. Ayuda tener un espacio donde poder desplegar todos los materiales, para mayor comodidad, sobretodo si el proyecto va a tomar varios días. Si se hace en compañia, la diversión se multiplica.
Buscamos el patrón que más nos inspire, visualizamos el resultado y salimos a la búsqueda del material que necesitaremos: telas, hilos de diferente grueso y resistencia, agujas, arandelas, ojos, etcétera.
Sobre la tela, que no debe ser elástica (para facilitar el relleno), copiamos y cortamos las piezas, las cosemos, metemos el relleno, preparamos las articulaciones y acabamos los detalles.
Nosotros fuimos un grupo de cuatro bien avenidos. Debo agradecer especialmente a mi amigo Cristóbal su arte y simpatía.
Como reíamos y hablábamos a la par que cosíamos nuestro taller duró 3 días de media, aunque, sin distracciones, un oso se puede confeccionar en unas pocas horas.
Los días previos al inicio del taller lo pasé genial con los preparativos, hice alfileteros para todos, busqué unos cuencos para tener organizados nuestros materiales y vasitos porta-velas de aire navideño para ambientar.
Me aseguré de que tuviéramos kettle, diferentes tipos de té e hilo musical.
Cada uno llevó su costurero y luego estaban los materiales en común: el relleno y las telas.
Nosotros queríamos una tela de peluche larga y vaciar con la tijera cuando fuera necesario.
Mi osito lleva las plantas de los pies y las orejas en contraste, ojos de bola, hocico cosido y toques de pintura para dar personalidad y resaltar la expresión.
Nosotros fuimos un grupo de cuatro bien avenidos. Debo agradecer especialmente a mi amigo Cristóbal su arte y simpatía.
Como reíamos y hablábamos a la par que cosíamos nuestro taller duró 3 días de media, aunque, sin distracciones, un oso se puede confeccionar en unas pocas horas.
Los días previos al inicio del taller lo pasé genial con los preparativos, hice alfileteros para todos, busqué unos cuencos para tener organizados nuestros materiales y vasitos porta-velas de aire navideño para ambientar.
Me aseguré de que tuviéramos kettle, diferentes tipos de té e hilo musical.
Cada uno llevó su costurero y luego estaban los materiales en común: el relleno y las telas.
Nosotros queríamos una tela de peluche larga y vaciar con la tijera cuando fuera necesario.
Mi osito lleva las plantas de los pies y las orejas en contraste, ojos de bola, hocico cosido y toques de pintura para dar personalidad y resaltar la expresión.
Rellenando y presentando las piezas |
Cosiendo los rasgos y dando toques de pintura |
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